La educación encierra un tesoro del que todos guardamos
un mapa interior... aunque lo curioso de ese itinerario, sea que es trazado por
cada uno según su historia y legado. Nadie lo posee como único y brilla con
mayor o menor intensidad según la dirección que tomemos al contemplarlo. Lo que
sí podemos conseguir juntos, es entender que el tiempo que compartimos en el
colegio, es mágico cuando escuela y familia se dan la mano para acompañar los
procesos de enseñanza aprendizaje de los niños/as. Siempre hacia un único
objetivo: Crear puentes sólidos donde el respeto mutuo favorezca la seguridad y
confianza necesarias para que surja el aprendizaje.
De esta manera, siempre que miro a mis alumnos, no puedo
dejar de ver a sus papás, lo bien que lo hacen partiendo siempre de lo que
puede ser mejor para ellos. Es por eso, que agradezco profundamente su
colaboración y participación en las actividades dentro de la vida del aula, sin
ellos, estoy segura, no sería lo mismo.
Soñando juntos, durante este curso hemos volado con la
imaginación para comenzar a trazar ese mapa que lleva a los tesoros. Partiendo
esta aventura de la primera estación, Educación Infantil, empezamos un camino
lleno de oportunidades que pueden convertirse, si echamos los “polvos mágicos”
precisos, en entusiasmo y disfrute de descubrir los regalos que nos ofrece la
Educación; siendo la familias los mejores aliados para este cometido.
Este año la imaginación nos ha llevado a los rincones de
la tierra, y hemos descubierto que cada uno es de donde viene y que el
verdadero éxito en la vida está en reconocer ese origen con respeto a sus
raíces y valores, sin juzgar. Partiendo de esta premisa, hemos volado a lugares
exóticos con seres extraordinarios como los dragones Chinos, bailamos al son de
los ritmos y danzas Mahorís en Nueva Zelanda y descubrimos que otra forma de
vida es posible al lado de los Inuits. De la misma manera, nos adentramos en lo
más profundo del Amazonas y comprendimos que la naturaleza traspasa corazones y
alimenta el alma de emociones como uno más en el planeta tierra. También
paseamos por Londres, contactamos con pequeños que tenían otro idioma y
celebraban con sus papás otras fiestas diferentes a las nuestras, terminando
este maravilloso viaje por el mundo, sentados en la arena cálida del desierto,
disfrutando de los relatos míticos y sorprendentes de los Tuaregs que nos
dejaron atónitos y con la boca abierta.
Ante tales experiencias solo puedo dar las gracias a las
familias, cómplices de esta iniciativa que regalaron su tiempo y dedicación a
los niños y les recrearon situaciones maravillosas con experiencias que van más
allá de los contenidos.
Decía Benjamín
Franklin " Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo
aprendo". GRACIAS A TODOS LOS PAPÁS Y MAMÁS por permitirnos compartir
juntos experiencias que relucirán en los recuerdos de la escuela como tesoros.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMaria José, no se si hubiera sido lo mismo sin nosotros (los padres) pero desde luego sin ti no,como siempre, un placer "escucharte". Mil gracias por tu cariño, atención. ...por involucrarte tanto con nuestros "peques"
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